El mundo actual resulta increíble y paradójico. Los esfuerzos realizados por gobiernos y bancos centrales para remontar la crisis de 2008-2009, en particular la impresión de millones de millones (billones o trillones según la nomenclatura en inglés) de billetes sin respaldo ha provocado la tendencia creciente más larga en los mercados bursátiles (bull market).
En el caso de los EE.UU. por citar sólo un ejemplo, el índice S&P 500, después de haber tocado niveles por debajo de los 750 puntos en 2009, en la actualidad se ubica por arriba de los 2,400 puntos, lo que implica un crecimiento de 230% en el período, equivalentes a un rendimiento sostenido de 17% anual. Dicho crecimiento en este índice se explica básicamente, por el comportamiento de los 5 gigantes del sector tecnológico, a saber: Facebook, Apple, Microsoft, Amazon y Google.
Sólo en los últimos 5 años, es decir de 2012 a la fecha, el valor de capitalización de estas 5 empresas aumentó 226%, en tanto que el valor de capitalización de las restantes 495 empresas aumentó sólo 25%. Es importante destacar que el precio de estas 5 empresas no ha subido porque sus utilidades estén creciendo en forma espectacular, sino porque básicamente la gente no sabe qué hacer con el exceso de liquidez creado por los bancos centrales, en el caso de EE.UU. por la Reserva Federal.
En el caso de estas 5 empresas, el múltiplo precio/utilidad se ubica en promedio en 59.4, más del doble que el mismo indicador promedio en las otras 495 empresas que conforman el índice. Como saben el múltiplo precio/utilidad indica cuántos años le llevaría a un inversionista recuperar el precio pagado por una acción, retirando cada año solo las utilidades que generan las empresas.
Así pues, resulta francamente increíble que haya quienes inviertan en esas empresas sabiendo que, con las utilidades que generan tardarían casi 60 años en recuperar su inversión. Pero aún más increíble es que haya inversionistas que literalmente le estén regalando dinero a gobiernos como el Alemán, el Japonés o el Suizo, por citar solo 3 de los más de 25 países en donde actualmente existen tasas de interés negativas, es decir países donde en lugar de recibir rendimientos por su inversión, tienes que pagar por el dudoso privilegio de prestarle dinero a estos gobiernos.
En el colmo de esta irracionalidad, hoy en día hay inversionistas dispuestos a pagar más de 2,500 dólares por una bitcoin, es decir por una criptomoneda que físicamente no pueden tener y que, si bien permite hacer algunos intercambios (Amazon y PayPal, son ejemplos donde es posible adquirir ciertos bienes con bitcoins) en términos generales no sirve para ir al súper o al mercado a comprar víveres.
Visto así, en un mundo donde hay gente que paga por prestarle a los gobiernos o dónde están dispuestos a esperar 60 años para recuperar su inversión, no resulta nada descabellado que también adquieran bitcoins. Eso nos lleva al punto central de este artículo, el incipiente Boom de las criptomonedas.
El boom delas criptomonedas
Sin duda las criptomonedas son una de las maravillas de nuestra época. Aun cuando en realidad mi conocimiento sobre el tema es francamente limitado y es muchísimo lo que me falta por conocer de las criptomonedas, también es cierto que cada vez hay más entusiastas de ellas. (Incluso reconozco que técnicamente no estoy calificado para entender los sofisticados cálculos y procesos de cómputo que involucran las criptomonedas, en mi defensa, tampoco sé cómo armar un coche, o una computadora lo que no me impide en el primer caso conducirlo y en el segundo utilizarla sin ser programador.)
Muchos de los que me han preguntado sobre este tema, en algún momento han escuchado historias de alguien que, básicamente por curiosidad, invirtió unos cuantos cientos o, quizá hasta algunos miles de dólares en bitcoins y, al paso de uno o dos años se convirtieron en millonarios. Ciertamente si hace ocho años alguien hubiese adquirido 2 bitcoins por menos de un dólar, si el día de hoy las convirtiera a dólares tendría más de 5,000 dólares. De ahí el interés que el tema despierta.
De hecho, los más visionarios supieron crear una red de computadoras en sus casas para utilizarlas “minando” bitcoins. Estos visionarios requerían las computadoras para poder descifrar los complejos procesos matemáticos que se requieren para verificar las transacciones en bitcoins y por su trabajo recibían bitcoins. Algunas de estas personas iniciaron desde el principio cuando la bitcoin costaba centavos de dólar, algunos de ellos empezaron a recibir pagos por su trabajo de minería cuando la bitcoin tenía un precio de entre 25 y 30 centavos de dólar. Así, si para aquellos que empezaron a hacer esto cuando surgieron las bitcoins en 2009 y en el transcurso del primer año alguno de ellos hubiese acumulado el equivalente a 1000 dólares en bitocoins (esto es unas 3,600 bitcoins) si decidiera venderlas el día de hoy recibiría alrededor de 90,000,000.00 de dólares (creo que muchos de nosotros no juntaríamos esa cantidad ni trabajando doscientos años seguidos).
Como veremos la bitcoin no es la única criptomoneda, si bien es la dominante en este mercado, pero su popularidad no sólo ha incitado a la creación de nuevas critpomonedas sino que en la actualidad, así como las empresas que inician sus operaciones en bolsa realizan Ofertas Públicas Iniciales (IPO’s por sus siglas en ingles), hoy en día es cada vez más frecuente escuchar empresas que hacen Ofertas Iniciales de Monedas (ICO’s Inicial Coin Offerings).
En términos generales las “cripto-startups” [sé que estoy inventando términos, pero créanme que en este tema el idioma no ayuda}venden “cripto-tokens” para allegarse recursos y fondear sus negocios, que no necesariamente están enfocados en el mercado de dinero, sino que adoptan otras modalidades.
Por ejemplo, a inicios de este año se realizó una ICO para una empresa que te permite rentar el espacio ocioso del disco (o discos) de tu computadora para la gente que requiere capacidad de almacenamiento. Otro ejemplo, una empresa está actualmente trabajando en desarrollar un producto que permita proporcionar servicios financieros básicos a miles de millones de personas alrededor del mundo que carecen de cuentas bancarias y que no las necesitarían (su mercado objetivo alcanza 2,500 millones de personas).
También este año otra ICO ayudó a financiar una empresa que le permite deshacerse de toda publicidad en línea y en su lugar pagarle directamente a los sitios web por su contenido. Cabe señalar que esta oferta inicial levantó 36 millones de dólares en tan sólo 30 segundos. Estos ejemplos demuestran que, a pesar de las dudas que generan las criptomonedas, están siendo un cambio disruptivo y seguramente continuarán evolucionando.
La información disponible señala que en la actualidad existen poco más de 800 criptomonedas, de las cuales la pionera y más importante es el bitcoin (BTC) con una participación de alrededor del 40% del mercado, seguida por Ethereum (ETH), con cerca del 25% del mercado. Esta última es muy interesante porque prácticamente no tiene nada que ver con dinero circulante, de hecho los desarrolladores del Ethereum básicamente han creado lo que podría considerarse la primera computadora mundial descentralizada.
Con Ethereum las Empresas pueden utilizar esta computadora descentralizada para realizar todo tipo de transacciones globales sin la necesidad de un tercero o una autoridad centralizada como árbitro. Es como un oasis en el ciberespacio, un lugar al que los cibernautas pueden acudir para intercambiar bienes y servicios directamente, sin tener que lidiar con instituciones corruptas y hacer sus negocios sin interferencias externas.
La fiebre del oro virtual
Como es de esperarse en el universo de las criptomonedas hay una enorme cantidad que son simplemente un fraude. Como cualquier otro negocio en auge, atrae estafadores como la miel a las moscas, la historia está plagada de ejemplos, entre los más recientes, la infinidad empresas .com que surgieron de la nada y a la vuelta de un par de años desaparecieron.
¿En la actualidad podríamos estar hablando de una burbuja en las bitcoins?
Considerando el comportamiento que ha tenido en el último año, yo diría que es posible y que, por tanto, no se puede descartar una estrepitosa caída que la regrese a las cotizaciones de hace un año. No obstante, también es cierto que lo mismo se decía cuando rebasó por primera vez el dólar por bitcoin, y cuando rebasó los 100 y luego los 1000 dólares por bitcoin.
La realidad es que, aunque su historia es muy breve, previsiblemente el bitcoin o alguna variante permanecerá en el largo plazo, sobre todo si se considera que al estar constituida básicamente por información codificada, ofrece posibilidades ilimitadas a medida que los bloques de información se vayan sofisticando.
Recordemos que originalmente el bitcoin se creó como una moneda virtual, su creador era de los entusiastas del patrón oro y por ello la diseñó teniendo en mente que fuera “oro virtual” y desde su creación estableció que sólo existirían 21,000,000 de bitcoins ya que, desde su perspectiva, la oferta tenía que ser finita (como la del oro), para que pudiese tener valor. Y, como en el caso del oro, es necesario excavar y excavar hasta encontrar un poco de mineral, en el caso de las bitcoins, es necesario calcular y procesar exhaustivamente para poder recibir bitcoins a cambio.
Esa es la razón por la cual se necesita invertir fuertemente en equipos de cómputo muy poderosos para poder hacer el trabajo de “minería de bitcoin”. A diferencia de los “panchólares” (dinero de juguete o dinero fiduciario) que emiten los bancos centrales 24/7 independientemente del estado que guarda la economía en su conjunto, el bitcoin toma al oro como referencia y su valor está asociado al tiempo y al trabajo que cuesta estar procesando datos para validar las transacciones, proceso que, con el caso del oro cuyo costo de extracción es cubierto por el dueño del terreno, en el caso del bitcoin el costo de las computadoras y el tiempo y gastos en que se incurren, se hacen con los recursos del propietario del equipo.
La realidad es que si la gente quiere proteger su patrimonio, necesita dinero real y no fiduciario, ya sea que estés en China, donde los controles de capital te impiden mover libremente tus recursos fuera del país, o en la India donde de buenas a primeras el gobierno prohibió el 86% de los billetes en circulación, o en Venezuela, donde padeces de hiperinflación, las criptomonedas podrían, en un futuro, ser una alternativa para proteger el patrimonio. Ciertamente, su actual volatilidad no permite considerar a las criptomonedas como inversión patrimonial, sino como inversión especulativa.
Por el momento, con gobiernos que te ofrecen sólo dinero fiduciario (papeles sin valor) la alternativa real para proteger el patrimonio son los metales preciosos, si bien la mafia financiera (comercial y central) hacen incosteable esta alternativa para los ciudadanos comunes y corrientes.
Por citar sólo un ejemplo, el día de hoy la cotización de la plata cerró en 16.933 dólares la onza y en México la cotización interbancaria del dólar cerró en 17.9497 pesos por dólar, de lo que se desprende que, en teoría la onza de plata en México debería costar 303.94 pesos por onza de plata, pero si vemos los valores de compra-venta en los principales bancos encontramos que prácticamente durante todo 2017 los bancos te venden una onza de plata en 450 pesos y si tú quieres cambiar una onza de plata por pesos te dan sólo 250 pesos por ella.
Aun cuando este “spread” entre compra y venta literalmente es un robo en despoblado, las autoridades monetarias lo permiten y consienten porque inhibe su utilización como medio de cambio, dejando a los ciudadanos como alternativa líquida para preservar parte su patrimonio a los billetes y monedas emitidos por el banco central. Si consideramos que entre 2009 (que surge el bitcoin) y 2017 el peso se ha devaluado 45% al pasar en números redondos de 10 pesos por dólar en 2009 a 18 pesos por dólar en 2017, quien haya conservado líquida (es decir, en pesos) una parte de su patrimonio en términos de dólar sólo puede comprar la mitad de lo que compraba hace 8 años.
Ciertamente, habrá quien argumente, y con razón, que si alguien adquirió bitcoins en 2012 a 1000 dólares por bitcoin, habría tenido que esperarse hasta principios de 2017 sólo para recuperar lo perdido y, que si hubiese tenido la necesidad de contar con pesos en 2013 o 2014 habría perdido prácticamente 70% de su inversión inicial. Es por ello que aún no se puede hablar de las criptomonedas como inversión patrimonial.
No obstante, el dinero digital o las criptomonedas, en verdad pueden ser una alternativa al dinero fiduciario, y al estar fuera del sistema financiero tradicional son inmunes a las crisis de deuda soberana, adicionalmente, cuando hay periodos de alta inflación o crisis económicas, su valor tiende a subir.
Es por ello que las autoridades mundiales han tratado de prohibir su uso e intentado controlar a las criptomonedas, con resultados francamente insignificantes, pues lejos de desaparecer están proliferando y es que realmente es imposible para los gobiernos controlarlas o regularlas ya que son globales y descentralizadas por lo que las medidas que tome un gobierno poco les afectan. Adicionalmente, están basadas en criptografía altamente sofisticada (de ahí su nombre de criptomonedas), algo que difícilmente logran entender los gobiernos actuales. De hecho, no creo que haya muchas personas en el mundo que en verdad entiendan cómo funcionan las criptomonedas y mucho menos que en el gobierno haya personas con la capacidad de descifrar criptografías en constante evolución.
El arbitraje digital
Hoy por hoy es difícil saber quiénes serán los Apple o los Microsoft en el mercado de las criptomonedas, lo que sí es previsible es que llegaron para quedarse y nos acompañaran por mucho, mucho tiempo.
Y es que al final todo se reduce a que las blockchains, es decir la tecnología que está detrás de las criptomonedas, son procesos sofisticados de encriptación y cómputo de altísima seguridad y, en tal virtud, es una tecnología que permite llegar a acuerdos de “ganar-ganar” sin la necesidad de que intervengan abogados, bancos centrales, instituciones financieras, empresas de contabilidad y reguladores gubernamentales. En principio dos individuos ya sea que estén en el mismo país o del otro lado del mundo pueden llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso y realizar una transacción. De hecho, esta tecnología permite que los recursos de un usuario a otro no se transfieran sino hasta que se hayan cumplido las condiciones que dieron origen al acuerdo, ya sea que se haya proporcionado el servicio o se haya recibido la mercancía intercambiada.
Esto hace que las criptomonedas sean un nuevo tipo de activo totalmente diferente a lo que conocíamos y, aunque en la actualidad sólo representen una parte insignificante del ecosistema financiero, eventualmente van a ir creciendo en participación.
Podría decirse que las criptomonedas son la forma más eficiente de dinero inventada por el hombre. Ciertamente muchos argumentarán que desde hace más de 5 milenios ese honroso puesto lo ha ocupado el oro y, sin embargo, pregunten a las culturas prehispánicas si era una forma segura de proteger el patrimonio cuando la riqueza les fue decomisada y mandada en galeones a España, o a los Españoles cuyos barcos eran saqueados por los Ingleses, o a los Ingleses cuando tratando de proteger su riqueza vieron como, en la segunda guerra mundial, los submarinos alemanes mandaban al fondo del mar sus buques cargados del precioso metal, o en esa misma guerra, la cantidad de tesoros y metales saqueados por los alemanes y que duermen el sueño de los justos en bóvedas anónimas en bancos suizos.
En el caso de las criptomonedas el principal riesgo es perder u olvidar la clave que te permite tener acceso a tus recursos ya que, hasta donde sabemos, aún si alguien te robara la USB donde almacenas tus criptomonedas, si conservas un respaldo con la clave de acceso puedes con otro dispositivo tener acceso y modificar el registro de manera que al ladrón le resulte inservible la llave digital que te robó. Por tanto, podríamos estar ante la forma más eficiente de dinero de los último 5 o 6 mil años.
En este sentido, resulta en verdad fantástico pertenecer a la generación que vio surgir este cambio que podría modificar radicalmente la forma en que la sociedad interactúa. Con una historia tan breve de menos de una década de existencia, tenemos la oportunidad de ver cómo se desarrolla este nuevo mercado y, eventualmente hasta convertirlo en una fuente de riqueza personal si a) te animas a invertir ahora que apenas se está desarrollando y b) si evoluciona de acuerdo con el potencial que aparentemente tiene.
¿Se popularizarán las criptomonedas?
Intuitivamente diría que las criptomonedas continuaran creciendo en aceptación, pero sin duda, de las más de 800 criptomonedas que existen sólo unas cuantas lograrán sobrevivir y consolidarse. Lo primero que tiene que ocurrir es que se facilite el acceso a las mismas.
Ciertamente las criptomonedas están en pañales, y ciertamente se observan enormes fluctuaciones de precio en particular cuando algún funcionario del gobierno dice algo cómo que se va a prohibir su uso y, de repente, la gente se asusta y sobre reacciona y “tira” el mercado.
Pero veamos un caso real y hablemos de lo que sucedió en China. Este año, el gobierno chino comenzó a imponer estos diferentes controles en bolsas de de intercambio de bitcoins. Las autoridades dijeron que los usuarios no podrían sacar sus fondos, que tendrían que empezar a pagar comisiones, que empezar a pagar impuestos.
El impacto inicial fue una abrupta caída en el precio de las bitcoins, de alrededor de 1,000 dólares por bitcoin a cerca de 700 dólares por bitcoin. Pero lo que sucedió después fue increíble, casi inmediatamente el precio de las bitcoins no solo regresó a los niveles donde había iniciado la caída, sino que empezó a generar nuevos récords históricos.
Esto nos dice que la gente está harta de que los gobiernos le digan qué hacer. La belleza de las bitcoins es que, a menos que apague el internet entero, los gobiernos no pueden destruir las bitcoins o cualquier otra criptomoneda. Son imposibles de destruir porque, por definición, los registros subyacentes de las transacciones, (las "blockchains" ) se copian por toda la internet. Esto las hace increíblemente difícil de regular. Los gobiernos pueden tratar, pero siempre fallan. Y por supuesto, la incapacidad para controlar estas redes aterroriza a los reguladores.
Eventualmente, los gobiernos y reguladores van a tener que aceptar la existencia y van a tener que convivir con las criptomonedas. Como dice el viejo adagio, si no puedes con el enemigo… únetele.
Al respecto la SEC (Security and Exchange Commission) de los EE.UU. está estudiando la posibilidad de crear ETF´s para que en los mercados bursátiles se puedan comercializar esta monedas, si se cristaliza este escenario, previsiblemente las criptomonedas experimentarán un auge inusitado, mayor al que hemos visto en el último año y, en tal caso, no resulta descabellado pensar que la cotización de la bitcoin pueda alcanzar niveles de 5,000 dólares por bitcoin, o más.
En todo caso resulta fascinante ser testigo de la historia.
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