En las últimas semanas se ha observado una depreciación cambiaria en la cual han influido diversos factores.
Por una parte están la menor actividad económica provocada por los desastres naturales pues, además de los terremotos está la suspensión de labores en las plataformas petroleras del golfo de México por los huracanes, el endurecimiento de la postura de Trump respecto a abandonar unilateralmente el TLCAN y quizá la menos relevante es la efervescencia política para la elección presidencial de 2018 y la absurda cantidad de aspirantes que se están registrando como independientes (creo que ya van 20 o 21), de los cuales sólo unos cuantos lograrán reunir las firmas requeridas para ser considerados candidatos independientes.
Respecto a los desastres naturales si bien disminuyeron un poco la actividad económica, en mi opinión el efecto multiplicador de la reconstrucción y reparación de daños más que compensará la baja en la actividad que ni fue generalizada en todo el país, ni tuvo una larga duración. Estadísticamente hablando, el hecho de que la actividad económica disminuyera en las 2 últimas semanas de septiembre tendrá un efecto mínimo cuando se reporte la actividad del tercer trimestre y, al iniciar en octubre la reconstrucción, y básicamente concluir la temporada de huracanes, es previsible que la actividad en el 4º trimestre podría incluso incrementarse ligeramente. Así las cosas y con las plataformas del golfo de nuevo en operación, previsiblemente cederán las presiones que estos factores han ocasionado en el tipo de cambio.
En cuanto a la incipiente efervescencia política interna, en los últimos años la actividad económica de México había dejado de afectarse por decisiones o eventos políticos y, mucha de la actual confusión deriva de las reglas del INE respecto al plazo de inscripción para candidaturas independientes, las cuales después de una prórroga se cierran al cierre de la primera quincena de octubre. O sea que, a partir de la siguiente semana la legión de independientes se dedicará a recabar las firmas requeridas para hacer oficial su registro y, espero que los medios le bajen tres rayitas a su evidente intención de amarrar navajas para vender más. Con base en estas consideraciones la, desde mi punto de vista, escasa presión que este tema ha ejercido en fechas recientes sobre el tipo de cambio, tenderá a ceder.
Por último queda lo que, en mi muy particular opinión, más ha incidido sobre el tipo de cambio en fechas recientes y es la eventual salida de EE.UU. del TLCAN, evento que, en mi opinión ha sido sobre dimensionado varias veces a lo largo del presente año.
Ciertamente, si los EE.UU. abandonan el acuerdo, el comercio exterior de México se verá afectado, sin embargo, más que los obvios efectos sobre exportaciones e importaciones, el mayor impacto de una eventual salida de EE.UU. del acuerdo, estaría en la inversión principalmente extranjera, derivado de la certeza jurídica que el acuerdo representa. Es por ello crucial que México y Canadá se mantengan en la mesa de negociaciones hasta que sea EE.UU. quien repudie el acuerdo ya que, en principio, el acuerdo bilateral seguiría vigente y eso es lo que menos perjudica a los socios que permanecen.
Si Trump decidiera repudiar el TLCAN, la salida de su país no sería inmediata (las reglas del acuerdo establecen que habría un plazo de 6 meses antes de que la salida tuviese todos los efectos legales), no sólo eso, el TLCAN fue votado y aprobado por los congresos de los tres países firmantes, de esta manera, existe la posibilidad de que, si Trump anuncia el rompimiento, algún o algunos legisladores estadounidenses cuestionen la capacidad del ejecutivo para invalidar un acuerdo aprobado por el congreso, de tal manera que tendría que intervenir el poder judicial estadounidense para definir si el ejecutivo tiene o no la facultad.
Esto es importante porque, si es el poder judicial quien defina si el ejecutivo tiene o no la facultad, a partir de que la solicitud de intervención llegue a las cortes, lo primero que sucedería es que habría una suspensión temporal de la resolución, en tanto el poder judicial se pronuncia al respecto. En cuanto a esto último, independientemente de a quien se le dé la razón en primera instancia, seguramente el que no haya sido favorecido con la resolución apelará el fallo, por lo que eventualmente el caso tendría que llegar a la Suprema Corte para que ahí se dirimiera el asunto. Quienes conocen los procesos judiciales saben que si el asunto de la competencia llega a las cortes, llegar al punto en que la suprema corte falle puede llevar un tiempo considerable (previsiblemente varios meses) y mientras tanto continuaría vigente la suspensión temporal y, el tratado seguiría en vigor hasta en tanto la corte fallara. Si el fallo final fuese a favor de Trump, sería hasta entonces cuando empezarían a correr los 6 meses para que el TLCAN dejara de tener vigor en los EE.UU.
Así las cosas, es previsible que aún con una decisión unilateral por parte de Trump, en el peor de los casos el TLCAN continuará en vigor hasta finales de abril o principios de mayo de 2018 y, si hubiese controversia que tuviese que ser resuelta por la corte quizá hasta finales de 2018 o principios de 2019.
Con base en estas consideraciones, considero que la actividad económica en México continuará manteniendo su actual ritmo al menos durante el 1er semestre de 2018, por lo que en mi opinión, las actuales presiones cambiarias cederán en poco tiempo y, por tanto, considero que lo más prudente es no sobre reaccionar a la presente volatilidad y no tomar decisiones sin tener en cuenta lo aquí mencionado.
En particular, si en las próximas semanas Trump anunciara la salida del TLCAN recomiendo evitar entrar en pánico y esperar a que se desenvuelvan las previsibles acciones en contra para evitar comprar dólares en el momento más desfavorable.
Como de costumbre agradecería todos sus comentarios a la presente reflexión.